Antártida — El ballenero japonés averiado en la Antártida, Nisshin Maru, ha comunicado al barco Esperanza de Greenpeace su intención de comenzar de nuevo a navegar y abandonar las aguas de la Antártida. El Nisshin Maru, que durante días ha permanecido en el santuario de la Antártida debido a una avería provocada por un incendio, ha rechazado durante todo este tiempo la ayuda ofrecida por Greenpeace, a pesar del alto riesgo de que se produjera un desastre natural por el vertido de fuel.
Sin embargo, Greenpeace ha condenado la forma en que el Gobierno japonés en Tokio ha afrontado la gravedad de la situación. Desde la explosión del pasado jueves, no han sido transparentes con las autoridades de rescate ni con otros gobiernos sobre los daños ocasionados por la explosión y los posibles riesgos humanos y materiales. A esto se añade que han declarado públicamente que continuarán cazando.
“Continuar trayendo barcos balleneros a la Antártida no solo amenaza directamente a la población de ballenas por la caza, sino que es un riesgo inaceptable para el ecosistema marino de esta zona”, señala Karli Thomas, líder de la Expedición de Greenpeace a bordo del barco Esperanza. “Si simplemente navegan fuera de la Antártida, los escoltaremos y continuaremos ofreciéndoles nuestra ayuda. Pero si intentan volver a cazar tomaremos medidas pacíficas directas para paralizarles”.
La salida del Nisshin Maru de este área debería ser la última vez que un barco ballenero fuera visto en aguas antárticas, no sólo por el programa de caza, sino por los inaceptables riesgos que supone para el ecosistema y la vida marina. Esta es la segunda explosión que se produce en el Nisshin Maru -la primera fue en 1998.
La Antártida es patrimonio de la humanidad, y la responsabilidad de todos los gobiernos es protegerla. Greenpeace insta a todos los firmantes del Tratado Antártico y a los miembros de la Comisión Ballenera Internacional a trabajar al más alto nivel político para asegurar que es la última temporada que se cazan ballenas en la Antártida.